Los Reyes Magos, que son muy listos y saben que me encanta
la educación, me han traído este libro: “Está
ardiendo una papelera” de Pilar Montero,
editorial Península. Su subtítulo es “Diario de una directora de instituto”,
por lo que os podéis imaginar lo que trata de plasmar Pilar Montero, con más de
30 años de experiencia en la enseñanza.
Es un libro ameno que se lee de manera fluida y muy
entretenido. En cada doble página, Pilar nos puede contar hasta tres anécdotas,
ya que dirigir un Instituto de Madrid con cerca de 30 nacionalidades no es nada
fácil y cada día se presentan problemas y situaciones que resolver.
Ha sido muy gratificante ver cómo se esfuerzan los docentes,
cómo se implican, aun cuando no tengan el viento a su favor y tengan verdaderos
problemas, no sólo con los alumnos, sino también con los padres.
He disfrutado y admirado el tesón, la resiliencia y la constancia
de Pilar para que un alumno salga adelante y para que el instituto se levante
de buen humor cada mañana. Por fuera la labor de un jefe de estudios o De una
directora no se aprecia como tal. Después de leer a Pilar, uno se da cuenta de que
llevar un instituto o un colegio, conlleva no sólo dirigir y poner las bases
para el buen desarrollo de los alumnos, sino también dirigir y mantener
contentos a todo el personal (profesores, tutores, conserjes, mediadores, etc.)
y a los padres, que ya sabemos todos que, a menudo, en vez de ayudar, hacen
todo lo contrario.
Mi admiración, pues, a Pilar Montero, mi felicitación por
entregarse en cuerpo y alma a la enseñanza y a la formación de muchísimos
adolescentes a los que seguro que ha ayudado mucho y en los que habrá dejado
huella. Sus mérito se engrandece, además, por haber dirigido durante 9 años (se
dice pronto) uno de los institutos más conflictivos de la Comunidad de Madrid.
A pesar de que me encanta la educación, de que admiro la
profesión de maestro por encima de muchas cosas, Pilar Montero me ha abierto
los ojos a una realidad que muchos padres deberían conocer para valorar como se
merece al cuerpo docente de nuestro país.
No entro en la letra pequeña, les dejo que disfruten cada
uno a su manera, y aprovecho para dar las gracias desde aquí a Pilar por su
entrega totalmente altruista porque hay cosas que no se pagan con dinero.